viernes, 6 de enero de 2012

Sin duda son las aves el grupo faunístico que mayor importancia tiene en la zona, desaparecidos el Lobo y el Lince Ibérico. Esto puede explicarse por la unión de un entorno pseudoestepárico reconocido internacionalmente como los Llanos de Brozas-Alcántara con los riberos del Tajo y sus afluentes, tranquilos y con multitud de roquedos adecuados para la nidificación de grandes aves. Por otro lado, la cercana Sierra de San Pedro ejerce un papel claro de donante en el caso de especies tan emblemáticas como el Buitre negro o el Águila imperial ibérica. Una revisión de los datos poblacionales de algunas de estas especies en las dos orillas del Parque nos dará cumplida cuenta de la importancia de este espacio natural a nivel internacional.
El Águila imperial ibérica (Aquila adalberti) cuenta en la actualidad con 3 parejas reproductoras y es precisamente aquí donde ha criado por primera vez la especie en territorio portugués después de muchos años extinguida. El Águila perdicera (Hieraetus fasciatus) mantiene 7 parejas reproductoras, el Águila real (Aquila chrysaetos) cuenta con 11 parejas seguras aunque la tendencia a anidar en encinas y acebuches de los riberos de buena parte de las parejas controladas hace sospechar que la población puede ser superior a esta cifra. No faltan las otras tres especies de águilas ibéricas en esta zona como reproductoras comunes el Águila calzada (Hieraetus pennatus) y el Águila culebrera (Circaetus gallicus) y como invernante el Águila pescadora (Pandion haliaetus). El Buitre negro (Aegypius monachus) mantiene una población de 40 parejas reproductoras, que aunque muy alejadas de las cifras de Monfragüe o San Pedro, muestra un tendencia claramente expansiva tanto numérica como territorialmente. El Buitre leonado (Gyps fulvus) mantiene en la zona más de 100 parejas reproductoras aunque sus efectivos son muy superiores al existir numerosos dormideros de la especie dentro del Parque. Podemos citar como curiosidad que en esta zona se han realizado varios avistamientos del africano Buitre moteado (Gyps rueppellii) en colonias de leonado con una posible cita de reproducción en el lado portugués, que sería la primera para Europa de esta especie. Sin duda, el Alimoche (Neophron percnopterus) es el ave más característica de la zona, con 32 parejas reproductoras y una tendencia al alza, mantiene aquí una de sus mayores densidades europeas. La última gran rapaz de la zona es el Búho Real (Bubo bubo) del que no hay datos poblacionales completos, pero que mantiene una población que debe ser superior a las 20 parejas.
La otra gran estrella de este espacio natural es la Cigüeña negra (Ciconia nigra) con 22 parejas dentro de la zona protegida y más de 10 parejas adicionales en el entorno. En la cantera de El Cabezo (Alcántara), dentro de una de las rutas señalizadas del Parque Natural, tendremos la posibilidad de observar un nido de esta especie junto a otro de Alimoche y varios de Buitre leonado.
Durante el invierno, variando enormemente en función de la cosecha de bellotas en Portugal y Extremadura, se puede asistir en la zona del Parque Natural al espectáculo impresionante de las concentraciones de Paloma torcaz (Columba palumbus) en sus desplazamientos entre dormideros y zonas de alimentación. En años buenos se observan bandos de varias decenas de miles de palomas, incluso cientos de miles, que desde los dormideros de la sierra de San Pedro sobrevuelan los territorios del Parque Natural, en dirección a Portugal. Dentro del Parque existe un dormidero que acoge también miles de estas aves, que se suman a sus congéneres en sus trasiegos diarios.
Las pequeñas aves suelen ser olvidadas en todas las relaciones de espacios naturales, sin embargo merece la pena mencionar a varias especies que anidan en el parque y su entorno como la Collalba negra (Oenanthe leucura), el Roquero solitario (Monticola solitarius), las currucas mirlona (Sylvia hortensis), carrasqueña (Sylvia cantillans) y tomillera (Sylvia conspicillata) y los gorriones moruno (Passer hispanolensis) y chillón (Petronia petronia) muy buscados por los aficionados a la observación de aves del centro y norte de Europa.
Los Llanos Brozas-Alcántara cuyos límites se solapan con los del Parque Natural aportan otra buena cantidad de especies a los aficionados a las aves. La más buscada sin duda será la Avutarda (Otis tarda), que mantiene aquí a una población estable de unas 100 aves, pero estos llanos son conocidos por los aficionados por sus buenas poblaciones de Ganga (Pterocles alchata) y Ortega (Pterocles orientalis). No faltan aquí el Sisón (Tetrax tetrax), el Alcaraván (Burhinus oedicnemus), el Aguilucho cenizo (Circus pygargus), el Cernícalo Primilla (Falco naumanni), la Carraca (Coracias garrulus), la Calandria (Melanocorypha calandra) ni la Terrera común (Calandrella brachydactyla). En invierno también son habituales la Grulla (Grus grus) y el Aguilucho pálido (Circus cyaneus).
En cuanto a los mamíferos, las especies más frecuentes y hasta abundantes serán el Ciervo (Cervus elaphus) y el Jabalí (Sus scrofa), aunque son las especies más pequeñas las que dan importancia a este espacio. Por un lado, sus numerosas colonias de Topillo de Cabrera (Microtus cabrerae), que hacen de esta zona una de las de mayor importancia para este endemismo ibérico y por otro, sus poblaciones de quirópteros, existiendo varios refugios de importancia europea dentro del Parque Natural y su entorno, con especies tan sensibles como el Murciélago mediano de herradura (Rhinolophus mehelyi) o el Murciélago de cueva (Miniopterus schreibersii). Por otro lado, los valles del Tajo y sus afluentes son corredores utilizados por estas especies en su tránsito entre refugios portugueses y españoles, como ha demostrado el anillamiento científico. La Nutria (Lutra lutra) también mantiene buenas poblaciones dentro de la zona no estando presente exclusivamente en los cauces ya que es fácil verla en charcas y embalses de la zona.
Por último, hacer una mención a la elevada riqueza piscícola de este espacio natural, que pese a las introducciones recientes de grandes especies depredadoras centroeuropeas como la Lucioperca (Sander lucioperca) o el Siluro (Silurus glanis), que vienen a sumarse a las procedentes de antiguas introducciones norteamericanas como el Lucio (Esox lucius) , Pez Gato (Ameiurus melas) o el Blackbass (Micropterus salmoides), mantiene un alto nivel de endemicidad en su composición faunística con 7 especies endémicas de la Península Ibérica: Barbo común (Barbus bocagei), Barbo comizo (Barbus comizo), Pardilla (Chondrostoma lemmingii), Boga (Chondrostoma polylepis), endemismo de la cuenca del Tajo ahora introducida en las del Segura y Júcar como consecuencia del trasvase, Calandino (Squalius alburnoides), Cacho (Squalius pyrenaicus) y Colmilleja (Cobitis paludica). El mantenimiento de estas poblaciones endémicas sólo es posible gracias a los ríos y arroyos tributarios del Tajo, que ofrecen posibilidades de reproducción y refugio a estas especies sin el peligro de los grandes depredadores introducidos, que fundamentalmente se mantienen en el embalse de Cedillo. La Anguila (Anguilla anguilla) ha sido una pesca tradicional muy valorada en la zona del Tajo Internacional hasta la construcción de la presa de Cedillo, que cortó su ruta migratoria con el mar. Durante años se mantuvo en este embalse una población procedente de ejemplares atrapados de esta especie, de la que aún se pescaban escasísimos ejemplares a comienzo de los años 90 del pasado siglo, pero hoy día parece haber desaparecido.

Fuente: http://rutastajointernacional.com/

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